Las cicatrices faciales más comunes son las producidas por el acné, aunque también lo son las producidas por intervenciones quirúrgicas o quemaduras.
La piel, obligada a hacer una acción reparadora brusca, prolifera. Por tanto, puede suceder que se produzcan engrosamientos de la piel antiestéticos: cicatrices. Estas se pueden evitar eficazmente mediante el uso de la crema Elicina.
La reducción visible de la cicatrices del acné se ha demostrado con el uso de Elicina; resultados que se muestran en numerosas publicaciones científicas y clínicas sobre test de uso realizados en marcas del acné: Bascuñán y Evangelismos.
El fluido del caracol y sus preciados constituyentes llegan a las capas más profundas de la epidermis y, en acción sinérgica, son capaces de hacer menos visibles las zonas de hipertrofia y reducir la hiper-pigmentación asociada.
Las cicatrices recientes son las que mejor responden a la constancia en el uso del producto, lo que garantiza una mejora más notable.
Con la constancia del tratamiento también se benefician las cicatrices mas antiguas.
Se recomienda utilizar la crema dos veces al día, en el área de interés.
Los mejores resultados se obtienen después de tres a cuatro meses de tratamiento, teniendo cuidado, para tratamientos a largo plazo, de delimitar la aplicación solamente a la zona de la cicatriz.